
El camino que realiza el pistacho en sus primeros pasos antes de llegar al campo está lleno de curiosidades. Los agricultores deben decidir cuidadosamente una serie de parámetros para asegurarse del éxito de su cosecha y de la calidad del pistacho que llegará al plato de los consumidores.

El fruto del pistacho, como sabemos, proviene de un árbol (a veces cultivado en forma de arbusto, como en Irán). Dicho árbol se compone de dos partes:
Por un lado: el portainjertos o patrón, que es la parte anclada al suelo,
Por otro lado: unido al portainjertos está la variedad productora de fruto.
La elección de la variedad productora y el tipo de portainjerto es la primera cuestión a resolver, y para ambas, hay 2 opciones en el mercado:
Las variedades libres, que no están sujetas a ninguna patente y se pueden adquirir libremente porque son de dominio público y conocidas desde hace años.
Y las variedades protegidas: procedentes de un extenso programa de investigación y selección. La obtención de una nueva variedad puede llevar mucho más de 15 años, y se realiza mayoritariamente por cruce y selección en campo. Los requerimientos para declarar una variedad son: que sea distinta, homogénea, estable y nueva con respecto a las ya existentes. Este es un proceso lento, incierto y costoso. Por ello, la ley permite proteger las variedades surgidas de este proceso y así poder recuperar la inversión y reinvertirla de nuevo en investigación. De esta manera conseguimos financiar la innovación para la obtención de nuevas variedades, y garantizar el avance del sector.

En el caso de los portainjertos de pistacho comercialmente disponibles, no existen variedades protegidas en el mercado, todas son libres.
Sin embargo, para las variedades productoras de fruto existen tanto variedades libres (como Kerman, Larnaka y Sirora) como variedades protegidas (Golden Hills y Lost Hills). Las variedades protegidas aportan valor añadido en características agronómicas y comerciales como el momento de floración y maduración, el potencial de producción y el porcentaje de frutos abiertos, así como horas de frío necesarias y momento de la cosecha (antes o después que otras variedades).
Una vez elegidas la variedad productora y el portainjerto, el productor necesita conseguir la cantidad suficiente de árboles para su explotación. Para ello requiere la colaboración de un vivero productor de árboles, que producirá los portainjertos y realizará el injerto con la variedad productora elegida.
Otro elemento importante tanto para productores como para viveristas, es la obtención de árboles de Categoría Certificada (etiqueta azul), ya que garantiza el estado fitosanitario y la variedad elegida. Actualmente, no existe obligación de producir árboles de pistacho de Categoría Certificada en España, ya que únicamente es obligatoria la Categoría CAC (etiqueta amarilla). Sin embargo, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha abierto la posibilidad a viveristas de iniciar el proceso de producción de planta de pistacho de Categoría certificada. Desde el CEP, animamos a nuestros viveristas asociados a solicitar esta certificación para sus plantas, y ofrecemos asesoramiento.

